Los Pirineos representan un arco que se tensa desde el cantábrico hasta el mediterráneo regalando tantos contrastes que algunos consideran infinitos: ¿cuántos Pirineos caben en los Pirineos? Los pastos ondulados de sus extremos, sus relieves verdes, suaves y armónicos no dejan imaginar su zona central, sus cimas de tres mil metros, su mezcla salvaje de roca, nieve y, casi extinguido, hielo glaciar. Desde la generosidad y riqueza de sus estribaciones donde el agua, la fauna, la flora y los bosques ocupan los sentidos, hasta la aridez salvaje de las alturas donde solo la roca saluda al visitante: un viaje de extremos que el ser humano puede hacer suyo recorriendo los macizos del Vignemale, el Monte Perdido, Maladeta, Néouvielle, Besiberri, Balaitús o Posets. Los Pirineos son esencialmente montañas sin humanizar y sus campo base son pueblos a menudo de una belleza a juego con el entorno, como si el ser humano hubiese querido estar a la altura de la naturaleza: Ansó, Alquézar, Bagergue, Sare, Arles sur Tech…
Los Pirineos, cadena rectilínea más antigua que los Alpes dibujan una frontera natural entre Francia y España, propiciando una curiosidad a ambos lados que desde siempre ha favorecido no solo el comercio sino el descubrimiento del otro. Hoy en día, una increíble red de senderos permiten navegar por ambas vertientes de la montaña, disfrutando de un espacio sin fronteras impuestas.